Un joven sudanés de 28 años ha sido asesinado en Libia poco después de ser interceptado por la Guardia Costera del país. El incidente ha puesto el foco en la política europea en el Mediterráneo Central. La UE financia a los guardacostas para que frenen las barcazas antes de que pisen aguas internacionales. Diferentes ONG denuncian que la vida de miles de personas corren riesgo en el país norafricano, que se ha convertido en un Estado fallido.