Los días discurren exagerados, como amanerados en decires y acontecimientos superpuestos, recién llegados por mensajería instantánea. El bombardeo de informaciones trascendentes o banales es incesante y, lo peor, es que casi todas son negativas y que, aunque así no fuere, resultan nocivas por el tiempo que nos consumen. Alberto Barciela reflexiona sobre la Declaración de Berlín 2019 del IV Congreso de Editores CELAC-UE.
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