La (falta de) política migratoria es la gran asignatura pendiente de los últimos cinco años en la UE. El miércoles vio la luz una nueva propuesta para desbloquear este impasse. Sus tres patas principales –solidaridad flexible, cooperación con países terceros y control fronterizo- tienen el mismo objetivo: agilizar los retornos. Bruselas entierra las cuotas de reparto de refugiados y deja caer una oportunidad para crear una verdadera política de asilo en aras de reconciliar a los divididos Estados miembro.