Mientras el resto de Europa cerró comercios, se confinó y controló sus fronteras, Suecia apostó por una estrategia diferente, confiando en la inmunidad de grupo y en la responsabilidad cívica de sus ciudadanos. Meses después, con las cifras de casos disparadas en comparación con sus vecinos, los epidemiólogos del país reconocen errores. En consecuencia, el Gobierno ha aprobado esta semana nuevas medidas sociales para controlar el virus.