Unión Europea

‘Hay que hacer un examen profundo de la concepción neocolonialista del Acuerdo Verde’

por Aïda Sánchez

El divulgador climático Andreu Escrivà
El divulgador climático Andreu Escrivà
Fuente: Andreu Escrivà

"No me vale el hidrógeno para seguir creciendo en el uso de energía", explica el ambientólogo y experto climático Andreu Escrivà. En una conversación con Aquí Europa el divulgador valenciano celebra el liderazgo climático de la UE, pero cuestiona la falta de crítica hacia el aumento del consumo energético y su impacto en el resto del mundo. "El mundo le pide más a la UE que reducir las emisiones y exhibir una pequeña victoria contable", afirma.

-AQUÍ EUROPA:  El informe anual de la situación sobre la acción por el clima de la Unión Europea detalla que en los últimos 30 años el PIB de los Veintisiete ha aumentado en un 60% mientras que las emisiones caían un 24%. ¿Se puede crecer a este ritmo y que sigan bajando las emisiones?

ANDREU ESCRIVÀ: No, porque lo que no explica la Unión Europea es que lo que se ha hecho es externalizar muchas de estas emisiones. Hemos empezado a importar energía, materiales y otros productos y van bajando las emisiones. Pero esta bajada obvia que no todo en este mundo son las emisiones, si en vez de fabricar una cosa aquí la importas de otro lugar, continúas consumiendo estos recursos pero te ahorras las emisiones. La UE lo que está haciendo son trampas al solitario. Hay cosas que se han hecho bien, pero no me gusta escuchar estos discursos triunfalistas porque es el crecimiento en si lo que está provocando estos problemas.

-AE: ¿Qué ha hecho bien la UE?

-AA: Desde de los 80, cuando Europa se pone más seria en cuestiones medioambientales, ha conseguido ser un referente. Además, ha establecido un marco común legislativo que a algunos países nos ha beneficiado más que a otros. En el Estado español, sino hubiese sido por el marco común europeo, la legislación ambiental hubiese ido mucho más lenta. Su mayor hito es esta sensación de liderazgo, de cohesión y de ligar el futuro y el progreso de su ciudadanía y sus países a esta transformación ecológica.

 -AE: ¿Cómo casa la externalización de las emisiones con este liderazgo del que habla?

-AA: No son compatibles estos discursos mientras Europa no haga un examen de su consumo y su demanda, no lo que está emitiendo, sino lo que le está pidiendo al mundo. Y ahí vemos que Europa está consumiendo más recursos de los que le tocan y por tanto esto debe decrecer, vengan de donde vengan.

-AE: El próximo jueves se reúnen los Veintisiete para hablar, entre otros temas, del objetivo de emisiones para 2030, ¿cómo ve el debate?

Tengo una doble percepción. Por un lado me alegro que haya este tipo de competición entre si será un 50%, un 55% o un 60%. Aunque tengo la duda muy seria de que esto pueda llegar a alcanzarse y que no esté ocultando otras carencias de la acción ambiental. Pueden estar reduciéndose las emisiones, pero ¿cómo se reducen? ¿Qué impacto tiene esta reducción en la desigualdad y el bienestar de la ciudadanía? ¿Quién se beneficia de esta reducción?

-AE: Entre las estrategias de la Comisión Europea para la transición energética destaca la apuesta por el hidrógeno, ¿será una revolución en el sector energético?

-AA: El hidrógeno será una herramienta importante en el futuro, pero me preocupa el ritual tecnooptimista pensando que lo puede solucionar todo. Tengo mis dudas a nivel tecnológico que pueda ofrecer todo lo que nos están vendiendo: hay pérdidas, dificultades logísticas de transporte y almacenamiento, de producción… Estoy seguro que se irán solucionando, pero no todo es el CO2. Me preocupa que la gente perciba que hay una energía de pronto, limpia y fantástica y que nos puede ayudar a hacer cualquier cosa sin costes. Y tiene costes, tiene costes logísticos, de territorio, de transporte… Puede ser una parte del mix energético futuro, pero que la gente no olvide que el objetivo es bajar el consumo en todos y cada uno de los países de Europa. Debemos consumir menos. No me vale el hidrógeno para seguir creciendo en el uso de energía.

-AE: ¿Cree que la población es consciente de la necesidad de este descenso?

-AA: En absoluto. Creo que la población piensa que encontraremos una forma de seguir subministrado energía para seguir satisfaciendo nuestras necesidades. La paradoja de Jevons nos dice que un aumento de la eficiencia en un proceso determinado lo que te lleva es a consumir más. Los coches de ahora son más eficientes que hace 30 años, pero hay más coches con lo cual gastamos más gasolina. Pero la percepción del ciudadano es que antes gastaba 10€ en gasolina y ahora gasta 5€. Y soluciones como la del hidrógeno contribuyen a reforzar esta imagen de que alguien vendrá a salvarnos o que inventaran una tecnología. Nos deberíamos convencer que el momento en que la tecnología nos va a salvar no sirve, necesitamos gastar menos recursos y consumir menos porque el planeta es finito. Lo que está haciendo la Comisión es buscar cualquier cosa para ser capaces de continuar al mismo ritmo.

-AE: ¿Qué tres estrategias seguiría si fuese el presidente de la Comisión Europea?

-AA: La primera seria gastarme una pasta indecente en educación ambiental. Pero no en marketing sobre lo que se va a hacer sino una campaña de educación implicando universidades, ayuntamientos… La gente no entiende qué es el cambio climático. Evidentemente la gente no es mala persona y se le preguntas si están a favor del medio ambiente te dirán que sí. Después redirigir las inversiones lo antes posible. Hay una parte del Acuerdo Verde que sigue siendo para hacer aeropuertos o puertos verdes. No se trata de hacer aeropuertos verdes sino de hacerlos más pequeños. No tiene sentido hacer cambios cosméticos, lo que tenemos que hacer es un cambio de modelo.

-AE: ¿Y por último?

-AA: Hay que hacer un examen profundo de la concepción neocolonialista del Acuerdo Verde. Hay que ser capaces de cuestionarse el crecimiento como objetivo, ver donde nos está llevando esta obsesión por el crecimiento y qué efectos tiene en otras partes del mundo. ¿Qué relaciones tenemos tanto a nivel de tratados comerciales, de extracciones de minerales o transporte de energía? La Unión Europea tiene que asumir que su papel no es el de ser una especie de luz que ilumina el resto del mundo sino que se tiene que poner también detrás del vehículo a empujar como todos. Y debe empujar más y más fuerte, ya que tiene la capacidad tecnológica, política y económica. 

¿Queremos realmente propiciar una transición y descarbonización en todo el mundo a la vez que no aumentamos la desigualdad y perpetuamos estructuras neocolonialistas? Para que podamos tener coches eléctricos en nuestras ciudades y respirar aire limpio hay muchas partes del mundo que tienen que respirar aire muy sucio. El mundo le pide más a la UE que reducir las emisiones y exhibir una pequeña victoria contable.