Siento una pasión arbitraria por Portugal. Adoro ese país y a sus gentes. Presiento que su momento, con ser grave el nuestro, reclama un compromiso solidario, cierto y activo de las administraciones españolas y europeas. Hacen falta más que gestos de buena voluntad. España, singularmente Galicia, Castilla León y Extremadura, tienen que saber estar a la altura de su compromiso fraternal y humano. Son mucho más que vecinos, son hermanos, son europeos e ibéricos
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