El cultivo del vino europeo se encuentra en una encrucijada desde que en 2007 la Comisión Europea propusiera liberalizar los derechos de plantación a partir de 2016. La Asamblea de las Regiones Europeas Vitícolas (AREV) considera que la medida acarreará graves consecuencias en el empleo, el turismo, el consumo y el medioambiente, por lo que ha celebrado un acto en protesta hoy en Bruselas.
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