Lo decía Mahmud Abas, presidente palestino, tras el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel: EEUU ha quedado desacreditado como árbitro en el conflicto. Y Federica Mogherini no tardaba en contestar: el mundo necesita un socio creíble y esa es la Unión. El bloque, históricamente encallado en política exterior, ha aprovechado el vacío de la Administración Trump para erigirse como un actor relevante en la política exterior, pero todavía enfrenta muchos retos.
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