Emmanuel Macron, presidente francés, tenía una misión clara, lograr lo que parecía imposible: reformar Francia. Tenía todo lo que necesitaba, con un poder bien asentado y una fiel mayoría en la Asamblea. Pero al final el presidente ha acabado claudicando ante los llamados ‘chalecos amarillos’, creando preocupación en Bruselas por el aumento del gasto y mostrando el camino para quien quiera oponerse a sus medidas.