La utopía de llamarse Estados Unidos de Europa
“¿Quo vadis Europa?”. Así comenzaba Juncker la presentación del libro blanco. Un democristiano como él seguro es conocedor de cómo acaba la historia según la tradición: “Voy a Roma a que me crucifiquen otra vez”. De la capital italiana, no saldrá sin embargo, una decisión unánime sobre el futuro de la UE, que parece alejarse del federalismo y ve su única vía de escape en las distintas velocidades.