Jesús González MateosCartas del director Jesús González Mateos

En 2030, o la economía europea será verde o no habrá economía

En 2030, o la economía europea será verde o no habrá economía

Tenemos una década para transformar la sostenibilidad de nuestro modelo económico si queremos que la vida en el Planeta sea viable. Si no aceleramos los procesos de transición ecológica, la degradación del entorno medioambiental hará imposible la supervivencia de las personas tal y como hoy la conocemos. La Unión Europea pretende convertirse en la vanguardia de la lucha climática y en la aplicación de la Economía Circular como ejes vertebradores de una Estrategia Verde que ofrezca soluciones a tiempo a los enormes desafíos del Milenio. Por eso las instituciones europeas están en pleno debate finalista de los objetivos y los plazos para conseguirlos. Dos hitos: 2030 y 2050, y un compromiso crítico: la reducción de emisiones de CO2. Comisión, Parlamento y Consejo Europeos, tienen propuestas distintas, más y menos ambiciosas, que nos adentran de lleno en la problemática del desmantelamiento de un sistema económico agotado y un titubeante nuevo mundo. Una batalla entre zombis y no natos sin un camino claro que recorrer.

Ayudas europeas y gasto público, trampas en el solitario

Ayudas europeas y gasto público, trampas en el solitario

El Gobierno español acaba de aprobar el techo de gasto para la elaboración de los Presupuestos Generales de 2021. La apuesta supone un incremento del gasto público sin precedentes de más del 50% hasta los 196.000 millones de euros. Antes de iniciarse la crisis de la COVID-19, el Ejecutivo de Sánchez preveía gastar 127.609 millones de euros para 2020, un 3,8% más que el año anterior. Este enorme desfase se justifica por la necesidad de reactivar la actividad económica y con el fin de no mermar las coberturas sociales del Estado del Bienestar. Las cuentas se defienden en base a la llegada de los 140.000 millones de euros que corresponden a España del Plan de Reconstrucción europea. El problema estriba en la propia naturaleza del llamado “Next Generation EU” y en los plazos en que dichas ayudas y préstamos llegarán a las arcas del Estado español. No tener en cuenta que ese dinero se concede condicionado a proyectos de futuro y que aún queda un tortuoso camino para su aprobación final, es sencillamente hacerse trampas en el solitario.

Dinero europeo y Estado de Derecho, el falso dilema

Dinero europeo y Estado de Derecho, el falso dilema

Más allá del éxito que representó la aprobación del plan de Reconstrucción europeo, el llamado “Next Generation EU”, algunos de los países que salieron satisfechos de aquel Consejo del mes de julio con su rédito particular alcanzado, deberían haberse leído bien la letra pequeña del acuerdo. Ahora que se acerca el momento de empezar a hacer los desembolsos del fondo, la presidencia alemana del Consejo ha presentado una propuesta para dar forma legal a los apartados que pueden condicionar la recepción del dinero de Bruselas. En ella plantea suspender los fondos en caso de violaciones al Estado de Derecho, cuando se haga mal uso del dinero comunitario o cuando se actúe en contra a los intereses financieros de la UE. Merkel no quiere bromas de ningún tipo a la hora de gastar los 750.000 millones de euros que en dos años se repartirán en la Unión Europea, que suponen el mayor esfuerzo inversor y de endeudamiento de la historia de Europa.

Solidaridad 'a la carta', el nuevo invento de la UE para los migrantes

Solidaridad 'a la carta', el nuevo invento de la UE para los migrantes

Si de algo debemos sentirnos avergonzados los europeos es de las dramáticas imágenes de miles de personas que sufren nuestra inexistente política común de asilo y migración. Niños ahogados en las playas y familias hacinadas en campos de refugiados, cinco años de crisis migratoria y la tragedia más reciente del incendio en Moria, no han servido para que nuestras conciencias de mundo rico se revuelvan contra tanta injusticia. La última propuesta de la Comisión Europea se basa en un pacto que ofrece solidaridad con precio y a la carta y más retornos y más rápidos a sus países de origen de los migrantes. Y lo peor de todo es que el esperado Pacto de Asilo y Migración de Bruselas tendrá que someterse a un tormentoso proceso de negociación con los Estados miembro. La propuesta, bautizada con el pomposo nombre de “Un nuevo comienzo sobre migración: construyendo confianza y forjando un nuevo equilibrio entre responsabilidad y solidaridad”, debe ser aprobada por los países más escépticos con la migración como Hungría, Austria o Polonia y los países de primera línea migratoria como Italia, Grecia, Malta o España.

Debate del estado de la UE: en busca de un futuro verde y digital

Debate del estado de la UE: en busca de un futuro verde y digital

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se estrenó esta semana ante el pleno del Parlamento Europeo en su primer discurso sobre el estado de la UE. Bajo el lema “Una Unión de vitalidad en un mundo de fragilidad”, la jefa del Ejecutivo comunitario ha planteado una agenda para los próximos doce meses, con propuestas claras y sin recurrir a la retórica. Concreta y concisa, ha expuesto las prioridades para el 2021: la pandemia del Covid-19, la ambición climática, un pacto por la migración y una nueva agenda transatlántica. Ante las incertidumbres y las fragilidades, la receta que propone para Europa no es otra que la fortaleza en forma de vida, gracias a la unión de todos los europeos. Un futuro que propone un nuevo modelo de sociedad basado en la transformación climática en virtud de las políticas verdes y la adecuada regulación de la nueva era digital con la Inteligencia Artificial como protagonista.

Brexit: el pirata Boris al abordaje de Europa

Brexit: el pirata Boris al abordaje de Europa

La vuelta de las vacaciones no ha alterado la agenda europea, cuya prioridad sigue siendo la lucha contra la pandemia de la COVID-19 y la reconstrucción económica de la crisis por ella provocada, pero si ha traído a primer plano de nuevo las negociaciones del Brexit. Quedan escasamente cuatro meses para que expire el plazo y la situación de práctico bloqueo de las mismas. La Unión Europea se apalanca en las líneas rojas alcanzadas antes del pasado 1 de enero cuando se pactó la salida del Reino Unido, mientras que Londres se ha descolgado con un órdago total que incluye saltarse a la torera las leyes internacionales. Nadie les obligó a ser miembros del club europeo, ni nadie pone en duda su legítimo derecho a abandonarlo. Cosa distinta es pretender irse de un portazo, sin pagar las copas consumidas, en plena borrachera. Boris Johnson ha traspasado de largo la frontera de lo admisible políticamente y está poniendo en riesgo la futura relación de las islas con el continente.

Fondo Europeo de Reconstrucción o el riesgo de toma el dinero y corre

Fondo Europeo de Reconstrucción o el riesgo de toma el dinero y corre

La situación que vivimos me recuerda mucho a la opera prima de Woody Allen, “Take the money and run”, también conocida como “Robó, huyó y lo pescaron”, en Argentina o “Toma el dinero y corre”, en España. La película se presenta como un documental de la vida del incompetente, torpe y neurótico criminal Virgil Starkwell. Y es que estamos en riesgo de parecernos mucho a él. Acabamos el curso político con un paso histórico en el proyecto de construcción europea: la aprobación por parte del Consejo Europeo del Fondo de Reconstrucción y la mutualización de su deuda por valor de 750.000 millones de euros. Nada más y nada menos que 140.000 millones le van a corresponder a España en forma de subvenciones y préstamos. Con esa promesa de maná caído desde el cielo de Bruselas nos fuimos de vacaciones sin querer leer la letra pequeña del acuerdo, es decir, las condiciones con las que ese dinero llegará al Estado español. Condiciones primero de a qué se puede dedicar ese dinero: exclusivamente para las políticas estratégicas europeas – pacto verde, digitalización, salud, I+D+i, seguridad –. En segundo lugar, condicionadas a ser capaces de tener unos prepuestos generales equilibrados y, en tercero, con unos plazos para la presentación de los proyectos financiables enormemente apretados, entre octubre y abril. Que nadie se engañe porque esto no va de toma el dinero y corre.

Los deberes europeos de septiembre

Los deberes europeos de septiembre

La Unión Europea ha terminado el curso con sobresaliente, sobre todo, teniendo en cuenta cómo se está poniendo el fatídico 2020 y su pandemia, el COVID-19. Respuesta en tiempo y forma para salir de la crisis tras el trabajado acuerdo del Consejo Europeo para el Fondo de Reconstrucción y el Marco Financiero Plurianual 2021-2027. Las vacaciones atípicas que se inician son tan solo un mínimo respiro, repleto de no normalidad, para retomar las tareas en septiembre con una agenda plagada de retos. Por encima de todos sigue acechando la zozobra de un Brexit sin acuerdo. Si no lo remediamos en el último cuatrimestre del año, vamos directos al caos en la relación entre el continente y las islas británicas. En segundo lugar, queda por concretar el presupuesto europeo que debe ser aprobado por la Eurocámara. Además, la Comisión empezará a evaluar semestralmente los planes de reformas de los Estados miembro para acceder al Fondo de Reconstrucción. Y todo esto, con elecciones en Estados Unidos en noviembre y los rebrotes de la epidemia como amenaza constante.

Griten conmigo sin complejos, ¡viva la Unión Europea!

Griten conmigo sin complejos, ¡viva la Unión Europea!

Uno no es muy dado a las expresiones efusivas, probablemente por mi genética galaica formalmente comedida, pero hay momentos históricos en que se debe echar el resto en dosis de pasión y de emoción. El maratoniano Consejo Europeo del pasado viernes, sábado, domingo y lunes, con sus cuatro días y sus cuatro noches, supone un antes y un después en la mayúscula Historia del proyecto europeo común. Los 27 jefes de Gobierno alcanzaron un acuerdo, tras horas de durísima y tensa negociación, que supone una respuesta unida a la mayor crisis que vive nuestro continente desde que fuera asolado el siglo pasado por dos Guerras Mundiales. Nada menos que 1,8 billones de euros movilizará la UE, de los cuales 750.000 millones se mutualizan como deuda a largo plazo durante 30 años. Es decir, todos los europeos sin distinción de pertenencia a un Estado, somos deudores solidarios para construir un futuro entre todos. Mensaje interno, pero también externo, en forma de ejemplo para un mundo que ha mostrado su peor rostro egocéntrico a la hora de hacer frente a la COVID-19.

Dos visiones de la UE: la Liga Hanseática contra los Amigos de la Cohesión

Dos visiones de la UE: la Liga Hanseática contra los Amigos de la Cohesión

El episodio vivido la pasada semana para la elección de presidente del Eurogrupo con revolcón final para la candidata española Nadia Calviño, no es más que un capítulo más del enfrentamiento de dos visiones del proyecto de Unión Europea entre dos bloques de Estados miembro. De un lado los llamados “frugales”, autodenominados “Nueva Liga Hanseática” y enfrente los constituidos como “Amigos de la Cohesión”. Seiscientos años después, los partidarios del comercio y la austeridad, se oponen a los intereses de aquellos que, como España, defienden la solidaridad interterritorial en Europa y la mutualización de la deuda como fórmulas de salida de la crisis del COVID-19. En medio de los dos bandos, el eje franco-alemán, con su carga de historia fundadora del proyecto común europeo y con la fortaleza de la suma de una cuarta parte de la población y del PIB de la UE. De su capacidad de mediación, negociación y de alcanzar el consenso depende en estos momentos críticos que vivimos, el futuro de Europa