Jesús González MateosCartas del director Jesús González Mateos

Ha nacido el 'Pacto Verde Europeo'

Ha nacido el 'Pacto Verde Europeo'

El pasado miércoles con toda la importancia ceremoniosa que la ocasión requería, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentaba ante el pleno extraordinario del Parlamento Europeo en Bruselas, las líneas estratégicas del “Green Deal”, el Pacto Verde Europeo. De esta forma Europa se pone descaradamente a la cabeza en la lucha contra el cambio climático. Un reto que la Comisión quiere convertir en una oportunidad: convertirse en el primer continente climáticamente neutro. Para logarlo, la Comisión Europea ha diseñado un ambicioso paquete de medidas que debe permitir que las empresas y los ciudadanos europeos se beneficien de una transición ecológica sostenible. Las medidas, acompañadas de una hoja de ruta inicial para las principales políticas, van desde una reducción ambiciosa de las emisiones, a la inversión en investigación e innovación de vanguardia, a fin de preservar el entorno natural de Europa.

COP25 y cumbre OTAN, dos retos para Europa

COP25 y cumbre OTAN, dos retos para Europa

Han coincidido en el tiempo la celebración en Madrid de la COP25, la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Cumbre del 70 aniversario de la OTAN en Londres. Tal coincidencia pone sobre la mesa un doble debate que implica de lleno a dos de los principales retos a los que se enfrenta la Unión Europea: el de la transición ecológica y el de su seguridad y defensa. En ambos temas Europa tiene posiciones propias y diferenciadas, en un intento de convertirse en la tercera vía, frente a China y Estados Unidos, cada día más enfrentados por la hegemonía mundial. Es evidente que en pleno fin de la segunda década del siglo XXI, inmersos en el complejo mundo de las incertidumbres, estamos asistiendo al fin del modelo económico y a la defunción de un sistema de defensa, surgidos al final de la II Guerra Mundial.

Drogas en Europa: policonsumo y más accesibles que nunca

Drogas en Europa: policonsumo y más accesibles que nunca

Esta semana la Agencia de la UE para las Drogas (EMCDDA) y Europol han presentado en Bruselas su informe Anual 2019. Dos son sus principales conclusiones: que los hábitos de consumo están mutando de la adicción a una sola sustancia a una especie de ciclo combinado de toxicomanía. En pocas palabras, los europeos son cada día más consumidores de varios tipos de drogas. Y en segundo lugar, la digitalización y la globalización son ya factores integrantes del mercado de las drogas. Algo que hace mucho más accesible su consumo en la Unión Europea. Drones, teléfonos encriptados, aplicaciones móviles o de la Deep Web o "internet oscura y las Redes Sociales", toda herramienta del mundo online es válida para ofertar drogas ilegales. Un consumo que sigue centrado en el cannabis, el que más se incrementa, la cocaína y la heroína, aunque el de las drogas sintéticas aumenta de forma alarmante. En total, se estima que los europeos gastamos alrededor de 30.000 millones euros al año en drogas, una cantidad que según cálculos de la FAO, podría acabar con el hambre en el mundo.

Europa, ¿para los europeos?

Europa, ¿para los europeos?

Vivimos en la Unión Europea bajo la curiosa paradoja de ser los grandes defensores del libre comercio mundial como fruto de las bondades de la globalización y a la vez negando sistemáticamente la entrada de miles y miles de seres humanos migrantes que huyen de la miseria y el terror de las guerras, en busca de asilo y refugio en nuestro Estado del bienestar y de defensa de los Derechos Humanos. Y claro, resulta imposible ser una cosa y la contraria, sin caer en la incoherencia y la hipocresía. De ahí que deberíamos, de una vez por todas, tener un proyecto de Europa para el mundo, más allá de construir un espacio común para los europeos. De otra forma, seremos vistos por el resto como una suerte de egoístas profesionales que predicamos el multilateralismo y la buena relación con todos, cuando nos sirve para vender nuestros productos y, por el contrario, un inhumano conjunto de seres xenófobos que le niegan el pan y la sal a los mismo congéneres que queremos que nos los compren.

Gobierno PSOE-Podemos: en Bruselas no temen el apocalipsis

Gobierno PSOE-Podemos: en Bruselas no temen el apocalipsis

Estamos demasiado acostumbrados a poner de parapeto de nuestros temores a Bruselas, como si las Instituciones europeas erigieran en una especie de superpoder fuera de control y capaz de condicionar las decisiones democráticas de los Estados miembros. Convendría por ello dejar claro que la Comisión, el Parlamento y el Consejo europeo, son órganos de una Unión basada en la libre cesión de soberanía y que solo actúa en aquellas materias acordadas por todos como políticas comunes. Y desde luego, entre estas atribuciones no está el juzgar la bondad o perversión de los gobiernos que por elección emanada de las urnas se constituyen en Ejecutivos nacionales. Partiendo de este principio básico, el pacto entre el PSOE y Unidas Podemos para formar un gobierno progresista en España, no encontrará barreras insalvables en la capital europea, si no simplemente deberá atenerse a las normas que entre todos los europeos hemos decidido darnos, o tratar de influir con su peso país, para cambiar las reglas del club comunitario.

Las 'desafiantes' perspectivas económicas europeas

Las 'desafiantes' perspectivas económicas europeas

El lenguaje como el papel lo aguanta todo. Podemos calificar las realidades con adjetivaciones que enriquecen, edulcoran o alarman la percepción de lo que se cuenta. Esta semana la Comisión Europea ha presentado sus previsiones de crecimiento económico y su Comisario Pierre Moscovici, reconocía que se abre un prolongado periodo “desafiante” para la economía del bloque comunitario, que estará caracterizado por un “suave crecimiento y una inflación moderada”. Traducido a lo que cualquier mortal no iniciado en las complejas artes de los pronósticos de los economistas: prepárense que vienen otra vez tiempos duros. Las principales preocupaciones en Alemania e Italia, al borde de la recesión técnica, con 0,4% y 0,1% respectivamente de incremento del PIB este año y, en el caso, germano, del 1% el próximo año. En esta circunstancia, cualquiera pensaría que las previsiones para España del 1,9% para el 2019 y del 1,5% para 2020, son las del tuerto en el país de los ciegos, pero hay que tener en cuenta que la caída es libre, porque en 2018 España creció casi al 3% y por debajo del 2% en España estructuralmente se destruye empleo.

Brexit, the end... ¿o no?

Brexit, the end... ¿o no?

Los últimos acontecimientos de esta semana en la Cámara de los Comunes parecen alumbrar una luz al final del túnel o lo que es lo mismo, una vía de conclusión del culebrón en que se ha convertido en estos dos últimos años el Brexit. Finalmente, Boris Johnson se ha salido con la suya, tras sucesivas derrotas en Westminster. Aceptó la prórroga que siempre negó hasta el 31 de enero de 2020, pero a cambio ha conseguido convocar elecciones el próximo 12 de diciembre, en plena campaña navideña. Su estrategia está clara: un segundo referéndum requeriría del 51% para persistir en la idea de abandonar la UE, mientras que unos comicios generales solo precisan de un 30% para contar con la mayoría absoluta que le permita aprobar su plan de salida. Se ha ahorrado un 20%, pero ahora se la juega en ganar a los laboristas en las urnas, algo de lo que parece estar seguro y que lo avalan los sondeos.

El legado de Juncker

El legado de Juncker

En breves fechas dejará el cargo de presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker. Tras cinco años de máximo mandatario del Ejecutivo comunitario, este luxemburgués curtido en mil batallas políticas y adornado por un humor, mitad surrealista y mitad ironía, abandona el timón de la nave del proyecto europeo. Se va como el mismo ha dicho, “ni triste, ni eufórico”, que es el estado de ánimo que su gestión nos deja a los ciudadanos. Una herencia pesada instalada en la emergencia de la crisis económica, una incertidumbre perpetua protagonizada por las idas y venidas de la negociación del Brexit y la imagen dolorosa de la migración muriendo a las puertas de nuestras fronteras, han condicionado la impronta de europeísmo sin complejos que Juncker ha tratado de dar a mandato. Esta semana se ha despedido de un Parlamento Europeo muy diferente al que le eligió en 2014, pues, fue el primer y único presidente fruto del “Siptzenkandidat”. Entonces recibió el aplauso solo de los suyos, los populares, en su despedida toda la Eurocámara en pie ha reconocido entre aplausos su labor.

El Parlamento Europeo se Westminsteriza

El Parlamento Europeo se Westminsteriza

Tranquilos porque no pienso aburrirles con el Brexit hasta que la clase política británica decida qué piensa hacer con el futuro de sus ciudadanos. Mejor hablemos de nuestro Parlamento que también tiene lo suyo. Salimos todos contentos del resultado de las elecciones europeas del pasado mes de mayo. La temida avalancha de representantes ultras que pudieran bloquear el Parlamento Europeo y, con ello, la política de la UE, no se produjo y además se incrementó la participación especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, no nos dimos cuenta de que existía otro riesgo cierto y más probable: la fragmentación de los grupos políticos y, por ende, la falta de consensos y mayoría para sacar adelante las iniciativas de la Comisión Europea. Los primeros indicios de este nuevo mal que aqueja a esta Eurocámara empoderada los hemos vividos en los “hearings” – exámenes a los candidatos Comisarias y Comisarios – que se han convertido en una auténtica escabechina con tres suspensos, los de Hungría, Rumanía y nada menos que la francesa. La venganza a Macron por haberse cargado la potestad parlamentaria del “spitzenkadidat” e imponer a Von der Leyen como presidenta de la Comisión, se interpreta como todo un signo de lo que algunos ya llaman la “westminsterización” del Parlamento Europeo, en referencia a los reiterados noes en que se ha instalado la Cámara británica.

Los desafíos de Borrell

Los desafíos de Borrell

Esta semana se ha examinado ante los eurodiputados el futuro Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell. El hasta ahora ministro de Exteriores español ha salvado el trance, que a otros aspirantes a Comisario se les ha atragantado, con relativo relajo. “Necesitamos una Europa más fuerte”, declaró tan solemne como grandilocuentemente declaró Borrell. Algo que pretende su jefa, la presidenta Ursula von der Leyen, pero que se antoja una misión posible, vistos los poco edificantes precedentes de gestión de crisis internacional que Europa ha proporcionado en el pasado. Además, la agenda internacional está repleta de nubarrones, cada día más, con aspecto de tormenta perfecta.